En la noche del pasado día doce de septiembre, tras la celebración del primer día del solemne Triduo en honor a Nuestra Señora de los Dolores, tuvo lugar el primero de los actos conmemorativos del Cincuenta Aniversario de la talla y bendición de nuestra Amantísima Titular.
El acto estuvo presentado y conducido por nuestro querido Antonio Bejarano, vestidor de la Santísima Virgen, iniciándose con el estreno del Audiovisual realizado por nuestro joven hermano Víctor Manuel Cascales Vallejo.
Fue un recorrido a través de los recuerdos, despertados por la nutrida memoria gráfica contenida. Acompañada por textos dedicados a nuestra Madre y recitados por el propio Antonio Bejarano, con sus diversos capítulos nos fue conduciendo por un bello camino de devoción y sentimientos muy especiales.
Presidió la mesa nuestro Director espiritual y párroco, fray Abilio León OM, que junto a nuestro Hermano Mayor, Rafael Ramírez Cervetto y Andrés Martín Angulo representando al Consejo General de HH. y CC. acompañaban al autor de la obra, D. Luis Álvarez Duarte, que aunque con luz de luna en sus sienes, sigue siendo como aquel niño cincuenta años después, de cuyas bendecidas manos naciera nuestra Madre.
Luis tuvo palabras de gratitud hacia nuestra hermandad, mostrando gran alegría por reencontrarse con la buena gente del barrio, con viejos amigos, como algunas veteranas mujeres que aún lo recordaban cuando era monaguillo en nuestra parroquia. Aunque ya no viva entre sus calles él siempre será vecino de San José Obrero. Aquí, nacería y viviría su infancia, jugaría con los amigos, haría las travesuras propias de la edad, vería crecer su devoción a la Santísima Virgen, e iniciaría el extenso y fructífero camino artístico, que cumple ahora sus Bodas de Oro, regalándonos el mayor de los tesoros.
De la obra podemos citar que está realizada mediante sanguina, acrílico, plumilla y grafito. Como el propio autor explicara, contiene diversos elementos íntimamente relacionados con los recuerdos de su propia vivencia, en los tiempos en los que tallara a la bendita imagen:
Aparece una pequeña mesa, sobre la que descansan las gubias y pequeñas herramientas y enseres con los que contaba entonces, los cuales aún conserva.
Rodea la escena una nutrida mata de jazmines, como aquellos que caían por aquella ventana, en la Sacristía de la parroquia. Un cortinaje, desplegado a medias, deja ver la edificación de la Parroquia con su inconfundible torre.
Las siete velas encendidas son símbolo de los siete dolores de la Santísima Virgen y de la devoción que alcanzaría nuestra Madre de los Dolores, la cual aparece representada de medio perfil, como en una añeja estampa en blanco y negro aunque con su aspecto actual.
Más allá de la indiscutible calidad artística de la obra, su verdadero valor reside en cuanto encierra en sí misma, lo que representa, y el mucho cariño con la que ha sido realizada. Por todo ello, desde aquí expresamos nuestra gratitud y enhorabuena a Luis.
Fotografías: Fernando Sánchez